Acerca la boca a la ventanilla; con su manso aliento empaña el vidrio. Sobre el vidrio empañado por el aliento dibuja un monigote. El pequeño monigote dibujado en el vidrio empañado por el suave aliento de su boca ríe. Y al reír el monigote ríe también el niño. Y yo con él. Sorprendido por la risa tintineante del monigote dibujado en el vidrio por esa mano infantil me río a carcajadas.Yo; un hombre que ríe como un niño sorprendido por la risa que brota del monigote que ahora entorna los ojos, abre su boca para decir adiós y se va yendo a medida que huye el vapor del aliento que empañó el vidrio.
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