Daniel está frente a la computadora. El procesador de texto muestra una página en blanco burlándose de su falta de creatividad. Sabe que tiene muy poco tiempo y tiene que entregar el cuento.
En el extremo superior de la pantalla se abre la ventana de mensajes.
—Hola Daniel, ¿qué estás haciendo? —Es Sima, su amigo.
—Tengo que escribir un cuento pero no se me ocurre nada —escribe Daniel—. No hay nada peor que la pantalla en blanco. —Daniel juega con su pelotita anti-estrés. Siempre que se pone nervioso agarra su pelotita de goma y la presiona.
—Comprendo —la voz calma de Sima lo tranquiliza—. ¿Sobre qué tienes que escribir?
—Me pidieron un cuento sobre inteligencia artificial.
—Para ti es sencillo. Eres programador de inteligencia artificial.
—Una cosa es escribir un sistema de inteligencia artificial y otra es escribir un cuento que le interese a la gente. —Daniel niega con la cabeza. No sabe por qué pierde el tiempo mandándole mensajes a Sima.
—Entonces escríbelo.
—No sé sobre qué puedo escribir. No se me ocurre nada. Tengo la pantalla en blanco.
—¿No estás siendo un poco negativo?
—No empieces. A ver. Decime vos sobre qué puedo escribir.
—Y… Es sencillo. Escribe sobre mí. Soy Sima, el mejor Sistema de Inteligencia Multi Agente. Tú me programaste.
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