Mientras él sueña, guiños de automóviles esparcen estelas cegadoras sobre el puente (dorado) de su mente. ¿Galopan esas luces hacia el río? ¿Acuden a un Llamado que él no oyó? Esas luces ¿sabrían acaso transmutarse en marea de elefantes bramadores? ¿O, por curioso capricho o azar, serénanse esos autos, esas luces, y han de ser góndolas dentro del alma de aquél que sueña para Nunca, Jamás, despertar?
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