Soñé que cabalgaba un unicornio. Volaba con sus alas equinas desplegadas, sobre árboles de bosques tropicales donde asomaban orquídeas y helechos. Más abajo, los ríos serpenteaban entre la floresta con cantarinas aguas y canoas. Remaban nativos de la zona y alzaban sus brazos saludando. Me estremecí con tanta belleza y tan emocionada estaba que resbalé y apreté el cuerno frontal de mi cabalgadura, pero empecé a caer, flotando entre el rocío del atardecer. Caí sobre un lecho de flores, que eran las de mi colchón en la cabaña amazónica donde me alojaba, y desperté en brazos de mi amante estupefacto y dolorido.
Acerca de la autora:
Adriana Alarco de Zadra
Adriana Alarco de Zadra
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