Uno de estos días se lo digo. Sólo necesito un poco de valor como para mirarlo a los ojos y arrojarle mi verdad sin temer las consecuencias. Un poco de pena me da, la verdad, el pobre nunca se ha dado cuenta, pero es cierto que tampoco hemos llegado a mayores. No quisiera que le ocurra como al de aquella película, que descubrió un macho donde creía ver una hembra. Por eso, uno de estos días, antes de que la pasión nos arrastre, antes de que sea tarde, antes del asco y del rechazo, me decido y se lo digo.
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