sábado, 9 de enero de 2016

Sin garantía - Fernando Andrés Puga


—No le des manija. Una vez que arranca ya no hay quien lo pare.
—Pero si no lo estimulás se va a oxidar.
—Quizás, pero si empieza ¿te vas a quedar acá hasta que se detenga?
—Bueno, un rato. Después tengo que seguir con mis cosas.
—Claro, ¿y yo?; atado. ¿Ves que el asunto no es tan sencillo como parece?
—¿Por qué? ¿Qué pasa si te vas y lo dejás andando?
—Se recalienta y pueden llegar a saltar los tapones. ¿No sabés que le falta un tornillo? ¿Por qué te creés que consultamos a tantos especialistas?
—Bueno, che. Entonces tiralo y conseguite uno nuevo.
—¡Claro! ¿Vos te pensás que porque es de lata no tiene sentimientos?
—Él no sé, pero a vos me parece que se te va la mano.
—¡Cómo se ve que las fallas de los tuyos pasan inadvertidas!
Se fue refunfuñando. Creo que no entendió nada.

Acerca del autor:
Fernando Andrés Puga


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