Cuando me avisaron de un defecto genético que tenía por la parte femenina de la familia, pensé haberlo heredado de mi bisabuela o quizás fue de mi tía abuela, o de la amante del abuelo, esa a quien le compró una casona sobre el mar o fue quizás una granja o podría haber sido una cabaña en la selva, pero se me ocurrió que yo podría descender de ella que se llamaba Eusebia… si no me equivoco y se llamaba en vez Edelmira o Eustaquia. Lo que decía de este defecto genético es que fue la causa por el cual el abuelo no se llegó a casar con ella o quizás fue sólo un desliz de juventud como dicen, pero aquí estoy yo “deslizándome” en medio de la vida, o en la pista de patinaje o en el huerto del vecino… Pero… ¿de cuál defecto estábamos hablando?
Acerca de la autora:
Adriana Alarco de Zadra
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