Rayos, truenos, pararrayos fundidos como azúcar al fuego, gente electrocutada en los campos, gotas enlazadas como el silencio con las notas de Miles Davis siguiendo a Jean Moreau una noche de tempestad en París. Todo atado por el tiempo.
¿Qué es Jeanne Moreau caminando bajo la lluvia de París, Davis enlazando lluvia con los ruidos de la calle, armando una red que nos deja insomnes, nos seduce, nos encandila aunque sea de noche?
Esto no es París. Es Berlín. No es Jean Moreau, es Bruno Ganz en Magdeburgo, es Solveig Dommartin en su trapecio más alto, es Otto Sander sobre lo que queda de un muro. Los rayos, las alas doradas, los ángeles recitan Handke bajo el aguacero. Tormenta eléctrica, todo es poesía frenética que se esparce desde Berlín a París. No tenemos más que relámpagos y rayos, rayos y relámpagos.
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Héctor Ranea
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