martes, 13 de octubre de 2015

Siempre hay lugar en el fondo - Héctor Ranea


—¡Vamos que hay lugar, che… pasen! ¡Dejen lugar que en el fondo hay para todos! —grita el conductor.
—¡Pare, pare, que no somos ganado!
—¿Tas loco, tas? La tengo clara que no son ganado. Si lo fueran los trataría mejor. ¡Je!
—¡Sarnoso! —gritan los pasajeros.
—Griten… me importa medio rábano por no decir cosas más groseras por el lugar donde estamos.
—¿Dónde estamos? —dice un pasajero medio desorientado.
—Nunca falta un despistado —comenta el conductor al gil acompañante—. ¡No leyó las noticias, Don? Los trasladan a todos. Ahora que su Papa limpió el limbo, los sacan a todos. ¡Vamos, que no tengo toda la eternidad, suban, suban, carajo!
—¿Y adónde nos llevan? —se preocupa el despistado.
—¡Ah! No sé. Eso no es cosa mía. Pregunte en la oficina de deportación.
Mientras, la punta del alfiler se llenaba…

Acerca del autor:
Héctor Ranea

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