¡Una se equivocó tanto! He criado a este hijo para hoy sentirme tan sola. Yo quería lo mejor para él. Y está enceguecido por la chirusa. Todas las tardes se encuentran en la puerta del hotel, frente a la estación del tren. Allí encubren sus amores. En el libro de las fotos guardo dos flores de sándalo, me recuerdan al vivillo que me dejó preñada. Y también guardo una foto de aquél (que hace tiempo ya olvidé), aquél amigo que transportaba los hinojos al mercado. Ay, mi pobre corazón, por nadie suspiró tanto. Y ahora este hijo mío con esa niña tan tonta, que parece tener miedo por cada viento que sopla. Y ahora este hijo mío con esa niña tan tonta. Anoche me sorprendí llorando, mis lágrimas huían secando de mis ojos la tristeza. Anoche soñé con mi tocado en las manos muertas de la niña tonta.
Acerca de la autora:
Ada Inés Lerner
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