No es sencillo hacer el amor con una hembra de otra especie; ni hablar si cayó del cielo. Son otras sus zonas erógenas y recorrer el mapa de su cuerpo se hace cuesta arriba cuando no estamos entrenados. Nada está en el lugar esperado, nada resulta como se preveía, vamos perdiendo el interés si no surgen las respuestas adecuadas a nuestros devaneos sexuales. Lleva tiempo. Se sufre. Nos genera desconcierto. Nos espanta. Sin embargo, al cabo de un corto tiempo y si logramos superar las dificultades, el premio nos hará ver que bien valió el esfuerzo. Adelante entonces. No hay nada más estimulante que abrirse a nuevas experiencias. Aunque después de todo, las hembras, aún las más cercanas, siempre nos parecerán extraterrestres.
Acerca del autor:
No hay comentarios:
Publicar un comentario