Cuentan que en París hay una calle que siempre cambia de lugar, un día aparece en Montmartre y otro por Montparnasse. Los carteros se vuelven locos de tanto sobre sin entregar y los propietarios salen de casa sin saber dónde estará su calle al regresar. Atraídos por el fenómeno llegan turistas de todo el mundo con sofisticados instrumentos de GPS y aunque nunca encuentran la traviesa calle, igual regresan contentos a casa.
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