sábado, 14 de noviembre de 2015

Perra vida - Enrique Tamarit Cerdá



Peligros Gourmande, La China, era del Perú. Durante las tediosas horas de ocio hablaba de antepasados japoneses para justificar su apodo; a las demás les daba lo mismo, en aquel tugurio todas inventan su historia, aunque sea mal. Es seguro que no hablaba idiomas, pero se anunciaba en los diarios como experta en francés. Para su chulo, Gallo, era la preferida, porque, como era epiléptica, le daba morbo que pudieran agitarla las convulsiones con él adentro. Un funesto día al Gallo se le cumplió el barrunto, para mal, porque a La China le dio el ataque practicándole la especialidad, y como no había manera de que abriese los dientes, desesperado, alcanzó como pudo la faca y le dibujó una amplia sonrisa en la garganta. La pobre no se enteró de nada. A él, en la cárcel le han cambiado el mote, ahora le llaman Capón, que le da mucho coraje, pero traga quina y aguanta, ya no es el de antes; a ver.

Acerca del autor:
Enrique Tamarit Cerdá

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