Hay un día que se esconde entre el domingo y el lunes. No tiene nombre. Viene siendo ninguneado desde el principio de los tiempos. Es el día en que Dios murió, decepcionado de su obra, cuando despertó luego de su merecido descanso. Acaso eso explique por qué tardamos tanto en arrancar los lunes por la mañana.
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Fernando Andrés Puga
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