—Me pareció ver un lindo gatito —protestó mi calandria renga.
—Te habrá parecido —le dije —acá los gatos son bastante fuleros, y eso que me gustan los gatos.
—Me tenés podrida, ignorante. ¿Nunca viste a Tweety?
—¿En persona? Jamás.
—En sus películas, ¡so tonta! —gritó. Pero tanto que el gato la localizó. Mientras la comía viva, la renga me increpaba desencajada, pero como soy una langosta gigante no me caliento. Es más, ya que estaba por almorzarme, pienso que ahora el mundo es más seguro.
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Héctor Ranea
Héctor Ranea
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